3. La Imagen Personal como “medio de comunicación”

“La imagen personal es el gran medio de comunicación entre las personas; es universal y abarca a todo ser humano. Lo pretendas o no, te importe más o menos o incluso nada, comunicas con tu imagen”.
En todo proceso de comunicación, hay un “mensaje” a transmitir, en un “entorno” determinado donde sucede esta comunicación.
En todo proceso de comunicación existe un “idioma” o “código” de comunicación que ha de ser común a ambas partes para que el mensaje se pueda comprender.
¿Qué papel juega el “emisor” respecto del “receptor”?, ¿están en igualdad de condiciones?
En cualquier proceso de comunicación siempre hay un “iniciador”; alguien que desea transmitir algo. Siempre hay alguien que quiere comunicar algo a “otro”, y por lo tanto es quien se transforma en el RESPONSABLE para tomar la iniciativa como emisor.
Es de esperar que sea él, quien ponga todos los medios para que el mensaje que quiere emitir llegue de la mejor manera posible al receptor o receptores escogidos por éste. Luego más adelante veremos con detalle cuáles son las responsabilidades de la persona que observa o percibe nuestro mensaje a través de nuestra imagen.
No tendría mucho sentido que alguien que quiere comunicar algo a otro, usase un lenguaje que su emisor no conociese, o se empeñase en poner filtros que distorsionasen aquello que quiere transferir. Dicho de otra manera, el emisor ha de poner todo su empeño en utilizar el lenguaje (hay muchos tipos de lenguaje) que le permita transmitir el más fiel reflejo de lo que tiene en su interior o su mente.
Ahora bien, si por una cuestión de falta de habilidad, desidia o intencionadamente, elude esa responsabilidad, no sería justo que culpase al otro de no ser percibido como es en realidad.
Pensemos que el mensaje que finalmente sale al exterior actúa como una foto o imagen de lo que el emisor tiene dentro de sí. Otra cosa distinta es cómo va a interpretar el “receptor” ese “mensaje” (hablado, escrito, SMS, WhatsApp, @, señales de humo…).
El receptor interpretará en base al mensaje que le llegue, no en base a lo que el emisor tiene en su mente, y dará por sentado que aquello que ha oído, o visto “es”, sea o no.
Hay una serie de frases recurrentes como estas que suelen salir en nuestras conversaciones cuando hay un “cortocircuito” comunicacional:
- “No sé si me explico bien”
- “No sé si me estás entendiendo”
- “No era mi intención”
- “Me has interpretado mal”
- “Yo no me refría a eso”
- “Hay que ver cómo te has tomado lo que te dije”
- “Esto es un mal entendido”
Todas estas frases son “indicadores” de que el “emisor” ha notado que el otro “no se ha enterado”.
Hay muchos factores que influyen en cómo va a interpretar el receptor el mensaje que le llega.
No todo va a depender de la habilidad del emisor del mensaje, también hay una parte atribuible al “receptor”, a saber:
el tipo de relación que exista entre ambos (emisor y receptor), el grado de dominio del código de transmisión utilizado que tenga el “receptor”, su estado de ánimo, el tipo de escucha que haga (en qué nivel de escucha esté), de su capacidad empática, incluso de los prejuicios que pueda tener acerca de quien se le pone delante, le conozca o no…
Se hace necesario enfatizar el punto que hemos tocado antes, es decir la “responsabilidad” de quien emite el mensaje.
Muy a menudo escuchamos frases como esta: “Pues yo soy como soy, y no pienso cambiar, y al que no le guste, pues peor para él”, o “a mí no me importa lo que los demás piensen de mi”, amén de otras frases menos “bonitas” pero con el mismo fondo de significado.
Me viene a la cabeza la idea de la “brecha” que se genera o existe entre lo que yo aparento o parezco y lo que yo soy realmente. Dicho en otras palabras; “mi identidad es lo que yo soy, y mi imagen es lo que los demás dicen que yo soy”. Y muchas personas reaccionan de manera muy rebelde a la segunda parte de esta afirmación: “y mi imagen es lo que los demás dicen que yo soy”